“Memorias de un joven Don Juan”
es literatura erótica sin más pretensión que la de ser literatura erótica.
Quiero decir con esto que actualmente se escribe mucha literatura erótica a la
que se barniza pretendiendo que es otra cosa. O simplemente es que los autores
gustan de meter bastante sexo explícito que siempre genera cierto escándalo, lo
que asegura las ventas. No sé. Me refiero por ejemplo a Houellebecq del que no
he leído nada aún, pero del que los Reyes me trajeron su última novela, “La
posibilidad de una isla”. Y por la primera cata que he hecho parece abundar en
todo tipo de escenas de sexo: felaciones, tríos y demás. No tengo nada en
contra, pues la literatura de corte erótico siempre me ha gustado. Sin embargo,
se dijo de la anterior novela de Houellebecq, “Plataforma”, que era una crítica
al turismo de masas, al turismo sexual y a la explotación sexual. Creo que no
ha de ser para tanto y que más bien ése es el tenue hilo que justifica las
innumerables escenas de sexo.Con todo este rollo quiero decir que por eso me ha
gustado “Memorias de un joven Don Juan”, porque es un libro sexual sin más. No
hay fondo moral ni filosófico: simplemente cuenta el despertar (un despertar
lleno de vigor y entusiasmo) de un joven a la sexualidad. Sin más se relatan
las experiencias que nuestro joven va teniendo con las criadas de la casa, sus
hermanas o su tía, hasta llegar a un final sumamente divertido.En resumen, un
libro para pasar un rato agradable (apenas son 100 páginas) y reírse un rato.
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